Finalmente me decidí; haría el camino de Santiago. Estaba yo hace unas semanas barajando las posibilidades vacacionales y el camino es algo que hace años me rondaba, pero nunca encontraba el momento. La primera vez que lo pensé en serio me lo quitaron de la cabeza porque no estaba pasando por un buen momento y al parecer hacerlo sola no iba a ser bueno para mi... de hecho el otro día algún psiquiatra me dijo que es un clásico brotarse1 durante el camino. Pero bueno, también dicen que es un encuentro con uno mismo… y dicen tantas otras cosas espirituales y tan emocionantes que a una le van subiendo las expectativas en cuanto a lo maravilloso del camino.
Porque lo que tiene el camino es que casi todos conocemos a varias personas que lo han hecho, incluso están los que han repetido, triplitido y rimpliquintido, los que lo han hecho caminando sin casi nada, los que llevaban mochilón, lo que lo hacen en bici, con coche acompañante, sol@s, en grupo, en pareja, conociendo gente, el camino francés entero, un trozo, el camino de la plata, el aragonés, cambiándose calcetines a media etapa, haciendo dos etapas en un día, llegando a Finisterre (por lo visto imprescindible según los que han llegado), de albergue, de hotel, perdiendo peso, ganándolo, con ampollas, sin ellas, acostándose prontito y madrugando, alcoholizándose por las noches, con nieve, con sol, haciendo el pino y como haga falta…
Así que ahora, también seré yo la que vaya explicando experiencias religiosas, truquillos de experimentada y cuantas cosas más se me vayan ocurriendo.
A lo que iba, hace unas semanas finalmente, tras sopesar lo justa que iba de pasta y recordar la espinilla clavada del camino pendiente decidí hacerlo, si, ¡lo haría!
Bueno, una vez decidido empecé a explicar mis planes por aquí y por allá. Alguien me envió un link con un mapita de la península y los diferentes caminos. Me los miré, y así de primeras yo pensaba hacer el francés, que es el típico, pero entonces, al fijarme bien vi que el aragonés pasaba por Jaca, y Jaca es el pueblo de mi madre, y el pueblo en el que yo pasé muchos momentillos de mi infancia, así que haría como ilusión pasar por allí, ¿no?
A ver, el camino francés son treinta y una etapas, haciendo el aragonés, a ojo parece que necesitaría cuatro días más. Empiezo a mirar calendario, días que me quedan libres, festivos, eventos sociales que no quiero perderme, día que me tengo que incorporar a mi nueva rotación4.. fffff, me estoy mareando con tantas variables, no me aclaro, creo lo único que saco en claro es que tendré que descartar el camino aragonés. Dejo reposar el tema hasta que en un rato tranquilo de trabajo un alma caritativa que me aprecia, con calendario y subrayador en mano me ayuda a encajarlo todo. A las treinta y una etapas, ya descartando Finisterre2, me gustaría sumarle dos días de “porsiaca”, pero no tengo tantos días así que o solo sumo un día por si a caso o me salto alguna etapa. Por ejemplo podría no hacer la primera y empezar directamente en Roncesvalles3. Mientras escribo estas líneas esto está aún por decidir porque otra amiga me dijo que le habían dicho (esto parece el “corre ve y dile”) que esa etapa era de las más bonitas.
Bueno, estos detalles ya los iré decidiendo, por ahora parece que que ya hemos conseguido encajar mis días libres, el trabajo y la incorporación posterior. Me marcho desde mitades de junio a mitades de julio.
¿Y lo importante que es el calzado? Todo el mundo lo sabe… pienso en mis super zapatillas de caminar de caña baja (o vaya, sin caña ninguna) impermeables, con pedazo suela, y por lo visto de marca conocida que me compré el año pasado antes de ir a México. Son maravillosas!! el único pequeño problema es que estando allí empecé a notar que me iban un poco justas, eso si durante las lluvias torrenciales en las que me vi atrapada no entró ni una gota... Así que antes de descartarlas decido llevarlas al zapatero para que las meta en la horma y ver si se agrandan lo justo y así me vayan perfectas. Las tiene allí un par de días, las recojo, y para ir entrenándome, planifico una rutilla para la semana santa de unos 20 km/día cuatro días. ¿y que pasa? pues nada.. que días antes anuncias lluvias de la ostia. ala, a la mierda la primera motivación de entrenamiento... que hi farem? pues nada cambié de planes y uno de los días caminé 10 o 11 km y hacia el final volví a sentir que no eran las zapatillas ideales, como que la derecha me apretaba un poco.. mierda! pues nada, o me compro otras, pero ya, para poder ir estrenándolas (es que se ve que también es super importante que ya estén amoldadas a tu pie) o le doy otra oportunidad de más días a las hormas de los zapateros... siiii! vale, ya imagino lo que opináis la mayoría...
1. Brotarse: término que usamos en psiquiatría para referirnos a cuando alguien “enloquece” de forma repentina, y se puede utilizar tanto si es la primera vez que sucede como si al sujet@ en si ya le había pasado con anterioridad. Cuando hablo de enloquecer me refiero a presentar síntomas psicóticos y/o maníacos.
3. Finisterre: pues un sitio ya pasado santiago al que dicen que tienes que ir a quemar tu ropa y no se que. se ve que ya el la reostia, el climax del camino.. (empezamos bien si lo descarto..). pa'información más fidedigna consultar a la diosa google (si, ¿no? ¿pq tenía que ser un dios en masculino?)
4. Rotación: en si la palabra se entiende, pero la contextualizo. Yo soy residente, que es el periodo de formación-curro-resistencia que sigue a la carrera de medicina y al que se accede tras el examen MIR, en este tiempo en el que ya vas cobrando y que va de los cuatro a cinco años según la especialidad, pasas por diferentes dispositivos o sitios, en los que puedes estar por diferentes periodos de tiempo, y a esos periodos es a los que llamamos rotación
